Benasque, el último pueblo antes de la frontera con Francia, el último refugio antes de cruzar al otro lado de los Pirineos, un lugar ideal para descansar y desconectar.

El proyecto propone rehabilitar una antigua borda para crear un campamento base desde el que salir a conquistar la montaña.

La borda respira en un patio, un patio que se convierte en su pulmón, no sólo por lo que ofrece sino porque es un lugar donde la luz, el agua y el aire convergen y bailan en armonía. La zona social, situada en la planta superior, recibe más luz, mientras que la planta baja se reserva para las estancias más directamente conectadas con el terreno.

La rehabilitación de la borda implica respetar el legado, jugar con el armazón principal ya presente, centrando la atención en otros elementos.